lunes, 12 de febrero de 2007

Caca


No tengo una vieja maquina de escribir, no soy dueño de una infancia atormentadora ni trágica. No soy un alcohólico, ni uso drogas; no estoy loco, ni atormentado, ni sufro de ningún tipo de enfermedad. Pero quiero escribir, quiero contarles de mi historia. Antes de eso, si soy yo el que esta acá, o si es otro, o nadie, no me importa; antes de eso creo conveniente presentarme, o presentarlo, o no. Dispongo de una vida tranquila, como la de cualquier otro, y hago cosas como estudiar, trabajar, ser, estar, nada complicado. De vez en cuando, y muy de vez en cuando, cuando el animo me lo permite o cuando mi cabeza se apodera de mi cuerpo me complico, no estoy, no soy, no estudio ni trabajo, me pierdo. Pero en que me pierdo, no lo se, si fuera tan fácil no seria un problema, no me pasaría, si supiera en que pensara no lo estaría contando, seria algo mas de lo que soy, un pensamiento vago como por ejemplo cuando pienso en la gente que mira por la calle cuando yo los miro, nada fuera de lo normal. Pero por suerte, o no, esos momentos no son muy duraderos, entonces no llamo la atención de nadie, ni odio a nadie, ni me peleo con alguien, ni nada, solo espero a que se me pase y vuelvo en si, o en mi, o en otro, y sigo con mi vida, con sus vidas. Como verán no tengo mucho para contar de mi, o de él, no soy lo que soy, pero soy lo que hago, y en pocas palabras, resumiendo, no hago nada, o casi nada. Mi historia tampoco tiene nada de extraordinario, o de ordinario, no lo se, pero creo que es sólo una historia, y como he dicho tengo ganas de escribir, de contar. La historia comenzó un día, alrededor de las 9 de la mañana, y termino ese mismo día pero solo cinco minutos después, lo único extraño, o no, fue que no me tuve que limpiar el culo después de ir al baño.

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